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Patria

Al igual que mi bisabuelo, soy un migrante.


Al migrar, sea de manera temporal o permanente, una persona tiende a buscar algo que se asemeje a su lugar de origen. Yoshimori Iwaki anduvo por las diferentes regiones del Perú, recorrió la ardiente costa, atravesó los fríos andes y divagó por la espesa selva, pero fue en Kosñipata, distrito de Paucartambo, ciudad del Cusco, donde quedó deslumbrado por su amanecer, el cual le recordó a la tierra del sol naciente. Es en ese lugar donde decidió fundar su hacienda llamada “Patria”.


Mi proyecto se compone de paisajes obtenidos al borrar la huella pictórica de mapas del Japón, gestos que intentan representar imaginariamente, los paisajes visitados por mi predecesor en sus travesías por el Perú, en su afán por encontrar la tierra en la cual establecería su propia patria. Los mapas son las huellas o rastros de la tierra que dejó atrás, su propio país dentro de una región alejada de las grandes civilizaciones, lejos del mismo Perú, un lugar que no existe por el mismo centralismo del momento.


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